Saturday, June 22, 2013

Días 14, 15, 16, 17, 18
Natchez, MS – Nueva Orleans, LA – Houston, TX

Día 14.  “Plants need water much like men need money, some are satisfied with little; some cannot flourish unless they have a lot…” Apuesto que nadie había considerado esta analogía. Durante el último tramo del Natchez Trace nos topamos con esta placa explicativa.
Oh sí, esto existe. 
Hay que considerar que este parkway de 440 millas se hizo para motoristas de los años 40s que querían conocer la naturaleza sin bajarse coche. Por eso aquí hasta los basureros están diseñados para tirar la basura desde la ventana.

Nos encontramos con un pantano increíble. 



 Llegamos en la tarde a Natchez, un pueblo urbanizado al estilo español (con plaza y calles cuadriculadas) que está en un peñasco a orillas del río Mississippi. A principios del siglo XIX la industrialización del algodón hizo que este lugar tuviera la mayor concentración de millonarios per cápita de todo Estados Unidos y sus pobladores se acuerdan de la Guerra Civil como si fuera ayer. La gente de Natchez tenía plantaciones de algodón trabajadas por esclavos en todo el Misisipi pero vivían en Natchez porque desde aquí controlaban todo el comercio del río y además porque al estar en un peñasco no sufrían las inundaciones del rio.


Nos hospedamos en una casa construida de 1890 con Zach y Shannon que nos recibieron con un cuarto súper lindo.  

La casa estaba preciosa, pero viajar sin tripie tiene sus desventajas

Caminamos por el malecón a orillas del río. Ya para entonces Ale ya estaba harta de la fritanga y salimos a comer verduras a un restaurante Thai. En la noche salimos a un bar en Natchez under-the-Hill, lo que alguna vez fue otro pueblo de comerciantes debajo del peñasco donde esta Natchez. Aunque el río se ha llevado gran parte de este pueblo y el comercio ya no es lo que era antes, el bar sigue teniendo la atmósfera de Hukleberry Finn y los comensales son más platicadores que los piratas.

Ale se subió a un árbol en la plaza

Día 15. Nos despertamos y salimos a desayunar a un restaurante recomendado por el barman del día anterior "It's really cool! It's called The Castle because it looks like a castle". Con esa descripción teníamos que ir. Y en realidad el restaurante estaba en las caballerizas de una casa del siglo XVII que tiene terminados en Neo Gótico. Desayunamos un rico buffet engordador y luego nos unimos a un tour de la mansión Dunleith; un tour muy alegre con el historiador de la familia... así es, sí existen. Lo que más nos gustó de esta casa es el hincapié que hacen en que no son un museo sino una mansión con mucha historia pero viva.

Pasamos a otra Mansión llamada Rosalie en honor a una duquesa pipiris francesa. La casa es preciosa y tiene tanta o más história que la anterior pero lo que no nos gustó es que es tal cual un museo y el guía se estaba súper nervioso.

Nos regresamos a la casa, empacamos y partimos hacia Nueva Orleans.

En el camino nos paramos en Mammy's Cupboard, un restaurant que nos llamó mucho la atención y caímos como moscas. Es obvio porque paramos (la arquitectura es muy peculiar) pero la comida no era nada espectacular. Aún así comimos todo lo que nos dieron y luego un poco más... terminamos con un pay de nuez (que Sebas pidió al mas duro estilo dictatorial sin consultar con su amada esposa).

Mammy's Cupboard
Llegamos a Nueva Orleans la casa de Will, un músico que por más que quisimos que nos invitara a su toquín se negó a darnos detalles. La casa estaba convenientemente ubicada a cuadra y media de Esplanade Av. una zona súper linda.

Casas es Esplanade Av.
En cuanto llegamos a la casa de Will aventamos las cosas y caminamos a los French Quarters. Will no nos advirtió que caminar de noche por esa zona no era la mejor idea y, aunque no pasó nada, nos asustamos un poco cuando en una calle oscura un señor en un porche nos grito "This ain't your corner boy!" Ale le apretó la mano a Sebas, Sebas brinco y los dos aceleramos el paso sin buscarle explicaciones a su comentario (O Sebas gritó como niña y corrimos).

Desde que Katrina golpeó la ciudad los barrios no se han recuperado del todo y hay muchas casas abandonadas. Hay tantas ya que hay una compañía especializada en sellar las puertas y ventanas con placas de triplay y de lámina.

Nos asomamos a Bourbon St., la calle más famosa y que no tiene, al parecer de Ale nada de especial. Sebas pensó lo contrario cuando vio a unas muchachitas muy destapaditas. De ahí nos fuimos directo a Frenchmen St. Entramos a D.B.A donde estaba tocando un Brass Brand: un conjunto de 8 personas, cada quien con un instrumento de viento distinto, haciendo un fabuloso ruidajal.

Brass band en Bourbon st. con un equilibrista ambulante


Después pasamos a otro bar a escuchar a un grupo bastante principiante pero muy bueno de jazz en Café Negril.

Día 16. Debemos decir que sin la ayuda de Robin & Andrew nuestra experiencia en Nueva Orleans hubiera sido muy distinta. Andrew creció en la ciudad y junto con Robin su esposa se saben todos los recovecos para comer, tomar y oír buena música. Las recomendaciones que nos mandó Robin las seguimos religiosamente y no la pudimos haber pasado mejor. 

Nueva Orleans es una ciudad increíble. La fusión de los españoles, franceses, arcadianos (gente de las marítimas canadienses), africanos, nativos americanos y minorías alemanas y húngaras hacen que la comida, la música y la arquitectura sean como en ningún otro lugar. Una mezcla de culturas semejante no puede mas que generar grande cosas como el jazz, el zydeco y la comida creole/cajún. 


Dos señoras leyéndose las cartas.
Resulta que la comida creole tiene influencia francesa “criolla” y es la que los chefs de los ricos le cocinaban a los señores franceses y españoles que vivían en las ciudades. La comida cajún también es afrancesada pero tiene ingredientes mucho mas locales porque la desarrollaron los franco canadienses, que fueron deportados de Canadá por los ingleses en la segunda mitad del siglo XVIII, estos francófonos fueron recibidos con los brazos abiertos por los criollos pero les asignaron tierras en medio de los pantanos para que las cultivaran. Por eso la comida cajún tiene raíces en la comida campesina francesas, pero lleva especias nativas, Así nace cosas tan maravillosas como Jambalaya, una especie de paella; Gumbo, un caldo con okra de África y salchicha alemana, etc.

Corn Bread

Jambalaya

Etouffé de camarones

En la mañana Ale se fue caminando al NOMA, Museo de Arte de Nueva Orleans que tienen una colección pequeña pero bien escogida de arte europeo y americano. Después nos encontramos en los French Quarters y fuimos tratamos de entrar a Jaques-Imos que muy a nuestro pesar estaba cerrado y nos cruzamos a un restaurant de pizzas y ensaladas.

Después de una merecida siesta (¡que cansado es comer!) paramos en Port of Call por una bebida llamada Monsoon que estaba en nuestra lista de recomendaciones. Monsoon, como su temible nombre indica, es una bebida gigantesca de litro y medio con todos licores que se pueda imaginar, unos hielitos y unas cuantas cerezas. Según platican es la bebida que los piratas pedían antes de morir... y sí, las agruras que ocasiona son mortales. Acompañamos nuestro tanque de alcohol con una papa al horno y una hamburguesa (para amarrar bien la acidez).

Regresamos tambaleándonos a Frenchmen St. a escuchar a un grupo de Zydeco en The Spotted Cat. Zydeco es una mezcla entre banda alemana y Rockn’Roll y la gente que sabe bailarlo lo baila muuuy bien. Nosotros no lo intentamos... tanto.

Día 17. Nuestro último día en Nueva Orleans (tristeza total) empezó con una buena cruda. Pasamos por el CAC, centro de arte contemporáneo, a ver una exhibición de la vida después de Katrina. Nuestro tour de crecimiento cultural siguió en El Cabildo, el museo de la ciudad justo enfrente de la Plaza de Armas. Así es, todavía conserva su nombre español. 
Sebas en la Plaza de Armas
El lunch que siguió fue una de las mejores cosas que le pudieron haber pasado a Sebastián. Por fin pudimos entrar a Jaques-Imos que Robin describió como deliciosamente decadente y Sebas no podrías estar más de acuerdo. Pedimos varias entradas, entre ellas un Smoked Boudin: una especie de salchicha rellena de pollo con arroz con una salsa blanca. Sebas estaba verdaderamente extasiado. Cuando terminó dijo “Por esto vine a Nueva Orleans; ya me puedo ir” y tal como le pasó a Santa Teresa, Sebas creyó que caminaba en las nubes.
Este es el Boudin
Volvió a la Tierra cuando nos trajeron la cuenta  y después de pagar fuimos a caminar al parque Audubon. Un parque que cuenta con un campo de golf público, un zoológico y un área de picnic junto al río en una de la zonas más, más lindas de la ciudad. Casas y jardines bien mantenidos y árboles enormes cubiertos de helechos, cuyas ramas van bajando conforme los años y en cuanto tocan piso, sacan raíces y generan nuevos árboles.





Después de un merecido café regresamos a la calle del restaurant favorito de Sebas, junto al cual esta The Maple Leaf. A este bar Nick, un cuate que conocimos ahí, describe como una de las arterias principales al corazón cultural de Nueva Orleans. Escuchamos a una banda increíble, The Trio, conformada de dos bateristas y un tecladista que improvisaron toda la noche.


Día 19. Partimos rumbo a Houston. Lo único que nos faltaba de la lista de Robin era probar los Po-boys (Poor Boys) que son sándwiches rellenos de cualquier tipo de carne, con la única condición es que esté frita. Paramos en Olde Tyme en Lafayette, LA en un cenaduría a comer Po-boys de ostras fritas y de pez gato, frito también, mientras escuchábamos Zydeco. 
Po-Boy de almejas fritas

A la salida nos topamos con la hija de la dueña (la reconocimos porque el lugar estaba cu-bier-to con fotos suyas) y le pedimos algunas recomendaciones de grupos de Zydeco. No solo nos dio una lista de sus grupos favoritos sino que también nos invitó un gigantesco Snowball de Hierbabuena. 



Después de vivir tres años en Nueva Inglaterra conocimos a gente súper amable e inteligente pero nunca ningún desconocido nos preguntó de donde veníamos para luego regalarnos un helado, como bien dijo Julie Bailis “Stereotypes keep coming back”.


Llegamos a Houston donde nos encontramos nuestros amigos, Evelyn, Fernando y su familia a comer pizza a la uruguaya: pizza + pan plano de garbanzo.



Nuestra aventura final es cruzar la frontera y llegar a casa.

a&s

2 comments:

  1. Three cheers for boudin! And that picture of you two grinning outside the Maple Leaf makes me so happy. A wonderful illustration of the postcard desciption. :)

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  2. ¡yo quiero comer así de rico! :)

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