Sunday, June 30, 2013

Days 19, 20, 21
Houston-San Antonio-Guadalajara  
(we have a map of our journey at the end of this post)


Day 19. In Houston we stayed with a friends from Guadalajara and we were invited to a Carne Asada at the family’s ranch, about a 45 min drive from the city. The landscape in Texas is very different from other parts of the country. The land is flat and arid, and trees are scarce. Still, when you add the vast fauna to the flora, it makes a cohesive and beautiful scenery.


Several friends from the family joined the event and we had a feast! Ribs, fajitas, chicken, guacamole, and tequila. After eating and drinking like it was the end of the world we walked around the area, stopping to see the prize-winning horses, cattle and an occasional deer.
We spent the night there.
Hot, hot day
Day 20. Perhaps because New Orleans’ nightlife had drained our energy, or because we were just lazy, we slept until noon. We then drove back to Houston and explored the city.  To be honest judging by city’s spaghetti-looking highway system and a feeling of cult to cars we weren’t expecting much, but to our surpirse Houston resulted much more interesting than we had expected. We had brunch at a Café Brasil and had Huevos Rancheros for breakfast (everyday closer to home!). Then we visited the Menil Collection. They had a wonderful exhibit;  a juxtaposition of Surrealist art with ethnographical pieces from which surrealists inspired.
We headed to Francisco and Evelyn’s house (the eldest daughter) for grilled hamburgers. We met their two sons and extended family. We caught up with life and tequila.

Sebas taking a great nap outside The Menil Collection Museum

Day 21. Due Day! We had meat and beans for breakfast (meat keeps coming!) and started packing and repacking to carry the least suitcases possible. Still, at the end we had eight pieces of luggage: one extra large duffle bag, two medium, two regular suitcases, and three carry-on. Everything went back to the car and we drove 3.5 hours to San Antonio, from where we would take the bus to Guadalajara. Since our bus departed until midnight we had pretty much the entire day to visit the city. It was boiling-hot  and humid, but we still strolled around, dragging ourselves from one shade to another; from one AC to the next. We stopped at the Alamo Mission (then fortress), the place that’s engraved in the elementary-school corner of our minds. The Alamo Battle is a pivotal event in Mexican History, it is where Emperor Santana (emperor in the fashion of Napoleon) defeated the Texan Separatists only to be ambushed on his way back to Mexico, taken captive and forced to sign the treaties (supposedly), from which Mexico lost one third of its territory. Yes, we are taught from age five to resent this event and we unconsciously do!


After listening to a Texan give a speech about how the United States always wins wars because it suppresses it’s enemy’s will to fight (WTF!), we sought refuge on ice cubes and shade. We stopped at a restaurant on the River Wall and had a terrible “salad” aka lettuce with toppings: shredded cheese, bacon bits, candied walnuts, and spicy grilled chicken.

Bad salad = not happy
We still had a bit more time so we stopped at a mall for a spree of panic shopping. Yep, like we didn’t have to carry enough. Our excuse was that we really needed them! And truth is clothes in the USA are much cheaper than in Mexico. So we panicked and stopped at a couple of places with juicy discounts.
After stocking up with provisions we stopped at the bus station to drop our luggage, then drove to the airport to return our pretty and well-behaved Chevrolet Sonic, and then took a taxi back to the bus station. After 21 days of shared experiences with the car, it was a very nostalgic, sad ride.




For dinner we had a terrible pizza (Yeah, we weren’t so lucky with food in San Antonio). We returned to the station, the bus arrived and off we go! Everything was going alright until we reached the border and we had to wait 8 hours in line to go through. Maybe it was the lack of staff, or the stricter control on the border, of just a very long line… we are not sure. Fortunately Mexican buses are much more ample than greyhounds, and this one was comfortable enough to have a goodnight sleep.

San Antonio-Saltillo-Zacatecas-Aguacalientes-Guadalajara. Twenty-four hours after taking the bus in San Antonio we got home. Alejandra's mother and brother came to the bus station to pick us up. At 1AM we had dinner with Sebas' parents where we spent the night. The next day we borrowed a pick up and moved all of our stuff to our new home.


Home!

This is the map of our journey, you click on it to explore the places where we stayed and the shack where we ate!


View El Regreso in a larger map 

Saturday, June 22, 2013

Días 14, 15, 16, 17, 18
Natchez, MS – Nueva Orleans, LA – Houston, TX

Día 14.  “Plants need water much like men need money, some are satisfied with little; some cannot flourish unless they have a lot…” Apuesto que nadie había considerado esta analogía. Durante el último tramo del Natchez Trace nos topamos con esta placa explicativa.
Oh sí, esto existe. 
Hay que considerar que este parkway de 440 millas se hizo para motoristas de los años 40s que querían conocer la naturaleza sin bajarse coche. Por eso aquí hasta los basureros están diseñados para tirar la basura desde la ventana.

Nos encontramos con un pantano increíble. 



 Llegamos en la tarde a Natchez, un pueblo urbanizado al estilo español (con plaza y calles cuadriculadas) que está en un peñasco a orillas del río Mississippi. A principios del siglo XIX la industrialización del algodón hizo que este lugar tuviera la mayor concentración de millonarios per cápita de todo Estados Unidos y sus pobladores se acuerdan de la Guerra Civil como si fuera ayer. La gente de Natchez tenía plantaciones de algodón trabajadas por esclavos en todo el Misisipi pero vivían en Natchez porque desde aquí controlaban todo el comercio del río y además porque al estar en un peñasco no sufrían las inundaciones del rio.


Nos hospedamos en una casa construida de 1890 con Zach y Shannon que nos recibieron con un cuarto súper lindo.  

La casa estaba preciosa, pero viajar sin tripie tiene sus desventajas

Caminamos por el malecón a orillas del río. Ya para entonces Ale ya estaba harta de la fritanga y salimos a comer verduras a un restaurante Thai. En la noche salimos a un bar en Natchez under-the-Hill, lo que alguna vez fue otro pueblo de comerciantes debajo del peñasco donde esta Natchez. Aunque el río se ha llevado gran parte de este pueblo y el comercio ya no es lo que era antes, el bar sigue teniendo la atmósfera de Hukleberry Finn y los comensales son más platicadores que los piratas.

Ale se subió a un árbol en la plaza

Día 15. Nos despertamos y salimos a desayunar a un restaurante recomendado por el barman del día anterior "It's really cool! It's called The Castle because it looks like a castle". Con esa descripción teníamos que ir. Y en realidad el restaurante estaba en las caballerizas de una casa del siglo XVII que tiene terminados en Neo Gótico. Desayunamos un rico buffet engordador y luego nos unimos a un tour de la mansión Dunleith; un tour muy alegre con el historiador de la familia... así es, sí existen. Lo que más nos gustó de esta casa es el hincapié que hacen en que no son un museo sino una mansión con mucha historia pero viva.

Pasamos a otra Mansión llamada Rosalie en honor a una duquesa pipiris francesa. La casa es preciosa y tiene tanta o más história que la anterior pero lo que no nos gustó es que es tal cual un museo y el guía se estaba súper nervioso.

Nos regresamos a la casa, empacamos y partimos hacia Nueva Orleans.

En el camino nos paramos en Mammy's Cupboard, un restaurant que nos llamó mucho la atención y caímos como moscas. Es obvio porque paramos (la arquitectura es muy peculiar) pero la comida no era nada espectacular. Aún así comimos todo lo que nos dieron y luego un poco más... terminamos con un pay de nuez (que Sebas pidió al mas duro estilo dictatorial sin consultar con su amada esposa).

Mammy's Cupboard
Llegamos a Nueva Orleans la casa de Will, un músico que por más que quisimos que nos invitara a su toquín se negó a darnos detalles. La casa estaba convenientemente ubicada a cuadra y media de Esplanade Av. una zona súper linda.

Casas es Esplanade Av.
En cuanto llegamos a la casa de Will aventamos las cosas y caminamos a los French Quarters. Will no nos advirtió que caminar de noche por esa zona no era la mejor idea y, aunque no pasó nada, nos asustamos un poco cuando en una calle oscura un señor en un porche nos grito "This ain't your corner boy!" Ale le apretó la mano a Sebas, Sebas brinco y los dos aceleramos el paso sin buscarle explicaciones a su comentario (O Sebas gritó como niña y corrimos).

Desde que Katrina golpeó la ciudad los barrios no se han recuperado del todo y hay muchas casas abandonadas. Hay tantas ya que hay una compañía especializada en sellar las puertas y ventanas con placas de triplay y de lámina.

Nos asomamos a Bourbon St., la calle más famosa y que no tiene, al parecer de Ale nada de especial. Sebas pensó lo contrario cuando vio a unas muchachitas muy destapaditas. De ahí nos fuimos directo a Frenchmen St. Entramos a D.B.A donde estaba tocando un Brass Brand: un conjunto de 8 personas, cada quien con un instrumento de viento distinto, haciendo un fabuloso ruidajal.

Brass band en Bourbon st. con un equilibrista ambulante


Después pasamos a otro bar a escuchar a un grupo bastante principiante pero muy bueno de jazz en Café Negril.

Día 16. Debemos decir que sin la ayuda de Robin & Andrew nuestra experiencia en Nueva Orleans hubiera sido muy distinta. Andrew creció en la ciudad y junto con Robin su esposa se saben todos los recovecos para comer, tomar y oír buena música. Las recomendaciones que nos mandó Robin las seguimos religiosamente y no la pudimos haber pasado mejor. 

Nueva Orleans es una ciudad increíble. La fusión de los españoles, franceses, arcadianos (gente de las marítimas canadienses), africanos, nativos americanos y minorías alemanas y húngaras hacen que la comida, la música y la arquitectura sean como en ningún otro lugar. Una mezcla de culturas semejante no puede mas que generar grande cosas como el jazz, el zydeco y la comida creole/cajún. 


Dos señoras leyéndose las cartas.
Resulta que la comida creole tiene influencia francesa “criolla” y es la que los chefs de los ricos le cocinaban a los señores franceses y españoles que vivían en las ciudades. La comida cajún también es afrancesada pero tiene ingredientes mucho mas locales porque la desarrollaron los franco canadienses, que fueron deportados de Canadá por los ingleses en la segunda mitad del siglo XVIII, estos francófonos fueron recibidos con los brazos abiertos por los criollos pero les asignaron tierras en medio de los pantanos para que las cultivaran. Por eso la comida cajún tiene raíces en la comida campesina francesas, pero lleva especias nativas, Así nace cosas tan maravillosas como Jambalaya, una especie de paella; Gumbo, un caldo con okra de África y salchicha alemana, etc.

Corn Bread

Jambalaya

Etouffé de camarones

En la mañana Ale se fue caminando al NOMA, Museo de Arte de Nueva Orleans que tienen una colección pequeña pero bien escogida de arte europeo y americano. Después nos encontramos en los French Quarters y fuimos tratamos de entrar a Jaques-Imos que muy a nuestro pesar estaba cerrado y nos cruzamos a un restaurant de pizzas y ensaladas.

Después de una merecida siesta (¡que cansado es comer!) paramos en Port of Call por una bebida llamada Monsoon que estaba en nuestra lista de recomendaciones. Monsoon, como su temible nombre indica, es una bebida gigantesca de litro y medio con todos licores que se pueda imaginar, unos hielitos y unas cuantas cerezas. Según platican es la bebida que los piratas pedían antes de morir... y sí, las agruras que ocasiona son mortales. Acompañamos nuestro tanque de alcohol con una papa al horno y una hamburguesa (para amarrar bien la acidez).

Regresamos tambaleándonos a Frenchmen St. a escuchar a un grupo de Zydeco en The Spotted Cat. Zydeco es una mezcla entre banda alemana y Rockn’Roll y la gente que sabe bailarlo lo baila muuuy bien. Nosotros no lo intentamos... tanto.

Día 17. Nuestro último día en Nueva Orleans (tristeza total) empezó con una buena cruda. Pasamos por el CAC, centro de arte contemporáneo, a ver una exhibición de la vida después de Katrina. Nuestro tour de crecimiento cultural siguió en El Cabildo, el museo de la ciudad justo enfrente de la Plaza de Armas. Así es, todavía conserva su nombre español. 
Sebas en la Plaza de Armas
El lunch que siguió fue una de las mejores cosas que le pudieron haber pasado a Sebastián. Por fin pudimos entrar a Jaques-Imos que Robin describió como deliciosamente decadente y Sebas no podrías estar más de acuerdo. Pedimos varias entradas, entre ellas un Smoked Boudin: una especie de salchicha rellena de pollo con arroz con una salsa blanca. Sebas estaba verdaderamente extasiado. Cuando terminó dijo “Por esto vine a Nueva Orleans; ya me puedo ir” y tal como le pasó a Santa Teresa, Sebas creyó que caminaba en las nubes.
Este es el Boudin
Volvió a la Tierra cuando nos trajeron la cuenta  y después de pagar fuimos a caminar al parque Audubon. Un parque que cuenta con un campo de golf público, un zoológico y un área de picnic junto al río en una de la zonas más, más lindas de la ciudad. Casas y jardines bien mantenidos y árboles enormes cubiertos de helechos, cuyas ramas van bajando conforme los años y en cuanto tocan piso, sacan raíces y generan nuevos árboles.





Después de un merecido café regresamos a la calle del restaurant favorito de Sebas, junto al cual esta The Maple Leaf. A este bar Nick, un cuate que conocimos ahí, describe como una de las arterias principales al corazón cultural de Nueva Orleans. Escuchamos a una banda increíble, The Trio, conformada de dos bateristas y un tecladista que improvisaron toda la noche.


Día 19. Partimos rumbo a Houston. Lo único que nos faltaba de la lista de Robin era probar los Po-boys (Poor Boys) que son sándwiches rellenos de cualquier tipo de carne, con la única condición es que esté frita. Paramos en Olde Tyme en Lafayette, LA en un cenaduría a comer Po-boys de ostras fritas y de pez gato, frito también, mientras escuchábamos Zydeco. 
Po-Boy de almejas fritas

A la salida nos topamos con la hija de la dueña (la reconocimos porque el lugar estaba cu-bier-to con fotos suyas) y le pedimos algunas recomendaciones de grupos de Zydeco. No solo nos dio una lista de sus grupos favoritos sino que también nos invitó un gigantesco Snowball de Hierbabuena. 



Después de vivir tres años en Nueva Inglaterra conocimos a gente súper amable e inteligente pero nunca ningún desconocido nos preguntó de donde veníamos para luego regalarnos un helado, como bien dijo Julie Bailis “Stereotypes keep coming back”.


Llegamos a Houston donde nos encontramos nuestros amigos, Evelyn, Fernando y su familia a comer pizza a la uruguaya: pizza + pan plano de garbanzo.



Nuestra aventura final es cruzar la frontera y llegar a casa.

a&s

Tuesday, June 18, 2013

Days 10, 11, 12, 13
Savannah, GA - Danielsville, GA - Lake Oconee, GA - Nashville, TE - Natchez Trace
Miles: -2400

Day 10. After breakfast and saying goodbye to our hosts we headed to the historic area of Savannah for one last glance. We drove around and made a brief stop at the English Gardens of the Ships of the Sea Maritime Museum.

Good bye Richard, Robert and Gordy


Have I mentioned I am the official driver of the trip? Proudly so! As our little Sonic accumulates miles I feel more conformable with the roads and have learned to enjoy it. While I sit behind the wheel Sebas books, researches and guides. This dynamic has worked really well because Sebas is wonderful with the logistics of the trip. Contrastingly, I have come to realize that I am a terrible co-pilot: having two smart phones and an iPad shouting different directions at me is really not my thing. Once I managed to get ourselves lost that way. Sebas knows how to tame those... demons and have them work to our advantage. So yeah... I drive and Sebas plays.

Since I am doing most of the driving I can't help but notice the bumper stikers with statements that we've never considered possible living in our New England bubble. My favorites so far: "Guns save lives", "Yes I am a hunter. And no! This is not my husband's truck" and... "I trade wife for truck". Sebas finds the latter particularly appealing...

I mentioned our next stop was uncertain. We only knew that eventually we had to get to Nashville  and that we would have to spend the night somewhere in between.

Before making up our minds on where to stay, we looked up a place to have lunch on the road (thanks Anne & Tommy for the PDF). We stopped at the Blue Willow Inn restaurant in Social Circle, GA, located in a former plantation mansion. Their specialty: fried green tomatoes, the dish that made them famous in the 90s. We could say wonderful things about this place but we'll let Lisa explain y'all the delicious southern all-you-can-eat menu.



At Blue Willow's Inn Porche

As the sun was setting Sebas found this amazing camping spot by Georgia's Broad River where, if you rent a kayak for the day, you may camp for free:Broad River Outpost. 

Broad River Outpost, near Athens, GA

Day 11: We had breakfast, took our kayaks and into the river! It was a beautiful ride, mostly calm with some rapid sections. We spotted a variety of turtles and birds (sorry Mark A. that I can't be more specific-I am gonna venture and say we saw several blue herons....?)

At 5pm we came back to the camp, took it down and drove towards Nashville. Along the way we stopped for a true southern Appalachian BBQ at Jim's Smokin Que for sweet pulled pork, sweet baked beans, sweet cole slaw, sweet bbq sauce, sweet tea... we arrived to the conclusion that people here like their BBQ  sweet! I'm not saying its bad, it's not at all. It's just different... And sweet.




We entered the southern edge of the Appalachians and drove along rivers and lakes. When night fell we stopped at a ols woden motel by Lake Oconee where spend the night.

Day 12: We began the day with a hearty southern breakfast at Oconee Lake and continued our way.
We arrived to Nashville around noon to the Music City Hostel, 1.2 miles from the downtown area.
Nashville is not a city whose beauty is apparent at a first glance. As we were walking from our hostel to the park, between endless rows of buildings (and very, very few trees) Sebas rightly expressed that "this city better sound pretty cause it sure is ugly". And despite nashvileans preference for parking lots over trees, it did sound pretty amazing. We arrived to the shaded Centennial Park where we found ourselves immersed in a music festival.  

We were extremely surprised to see a full-scale replica of the Parthenon in the park! You would think that if you wanted to see the Parthenon you'd have to go to Athens or to the British museum at least. Noup! Nashville Tennessee is the place to see it.



The "Parthenon" was built for the 1897 Tennessee Centennial Exhibition. It seems that they were not satisfied by having only the building because in 1990 they commissioned a 42-feet high Athena Parthenos to complete the set. The only thing really missing in this picture is a scaled country outfit for the lady! I'll leave it to your judgement.


Anyway, back to how amazing the city sounds. The music festival at the park was incredible. If you care to listen to our two favorites of the afternoon they were Ben Sollee and Humming House.

Afterwards we headed to the downtown area. We stopped for dinner at Puckett's, where Derek St. Holmes Blues Band was playing. Then we walked through the Second and Broadway streets where most of the live music bars are. The majority were crammed with tourists: Germans with overdone country outfits; bachelorette parties playing drinking games in the middle of the street; and Baby Boomers with their Harley's. The atmosphere had a hint (or stench) of a Spring Breaker vibe we didn't quite enjoy, but maybe we just weren't drunk enough to play along. 

Day 13: In a last-minute change of plans we decided not to go to Memphis and instead drive along the 440 miles of the Natchez Trace. It is a beautiful parkway, once an old trade route that was first used by native tribes and then by the French and English. We drove and drove and camped at Lake Davis at mile 220.


Natchez Old Trace



Davis Lake

Day 14 was all about driving, eventually arriving to  Natchez, MS the next day. We'll leave that and our future stops for another posting.

Thursday, June 13, 2013


Días 6, 7, 8, 9

Smoky Mountain (Bryson City), NC – Savannah, GA

Millas: 730 - 1200

Soundtrack: Uff... todos los mixes brasileños y colombianos de Gina, NPR por horas y horas. 

Día 6: Nos enteramos que los Solís estaban en Smoky Mountain National Park, y como las personas que uno ve son tan importantes como los lugares que uno visita, empacamos nuestro campamento y nos dirigimos hacia el sur por los Apalaches.

En el camino nos paramos en un pueblo de nombre Buena Vista. Ahí probamos un pastel de miel, con azúcar morena, caramelo de leche, avellanas “and a little bit of flour”, como dijo una clienta con cuatro rebanadas en la mano y que a juzgar por su tamaño no debería de volver a comer un pastel jamás. Ella nos confeso “he comido muchísimos pasteles en la vida, pero este es el mejor del mundo y por eso ahora no como de ningún otro”. Y sí estaba bueno.




Cinco horas después llegamos a Bryson City, un pueblito justo en la frontera del parque nacional Smoky Mountain. En cuanto llegamos corrimos a buscar un campamento y encontramos uno increíble justo al lado de un arroyo. Teníamos muchísima prisa porque quedamos con los Solís que el que llegara tarde a la cita pagaba las cervezas. Asé que armamos nuestra casa súper rápido y llegamos a la estación del tren antes. Pero por hacer las cosas rápido olvidé cerrar la casa de campaña (JSR) y cuando regresamos al campamento en medio de una tomenta, había un charco justo debajo de la mochila de Ale. Logramos dormir secos pero Ale no estaba tan contenta... (censura aquí). (JSR)
Esperando a los Solís en la estación del metro




 Día 7: La mañana estuvo muy lluviosa y el arroyo muy crecido por lo que no nos dejaron rentar cámaras de llanta para echarnos por el arroyo. Entonces pasamos la mayor parte de la mañana tomando té y platicando con los tíos de Sebas en una terraza esperando a que el día mejorara. Cuando mejoró fuimos río arriba para ver si alguien un poco más aventurero nos rentaba sus llantas... pero nadie. Entonces caminamos un par de horas por el bosque y luego fuimos a comer a un restaurant Chino.  Después de comer nos despedimos, Chave, el Frijol y Esteban siguieron su camino hacia Washington y nosotros fuimos a buscar un lugar para nadar antes del atardecer. El platicar con ellos de cómo se sintieron cuando regresaron a Guadalajara tras vivir en Nueva Zelanda nos va a servir mucho para nuestro regreso. Y el prepararnos para ese “regreso” es en buena parte el sentido de este viaje. (APC, JSR)
Un brinco al cielo

Día 8: Empacamos temprano y empezamos nuestro largo recorrido hacia Savannah. Llegamos a las 5pm a Los Robles Bed and Breakfast situado en una casa de 1905 restaurada en la zona histórica de la ciudad. Este B&B lo manejan Robert y Richard, unos neoyorquinos que desde hace 10 años llaman Savannah su hogar. Son excelentes anfitriones.
En Los Robles B&B
Nuestra calle
Dejamos nuestras cosas y salimos a cenar Shrimp and Grits, uno de los platillos típicos de la zona. Después caminamos un poco por la zona histórica. La ciudad desde ese primer momento nos encantó. Es de esos lugares donde la gente que vive aquí vibra cuando habla de su ciudad y eso se ve reflejado en las actividades en lo parques, en los violinistas en la calle, en la preservación arquitectónica y en la amabilidad de la gente. Luego aprendimos que la zona histórica empezó a ser rescatada del “progreso” a mediados del siglo XX por la iniciativa de siete mujeres que formaron la Fundación Histórica de Savannah, que aún funciona. La Fundación se dedica a comprar edificios viejos y abandonados, encontrarles una nueva vocación como departamentos, escuelas, oficinas o museos y venderlos a particulares comprometidos a su restauración. El dinero que acumulan lo reinvierten en otra propiedad y así han rescatado prácticamente toda la zona histórica. Esta Fundación y sus logros son modelo a seguir de muchas ciudades, incluyendo Guadalajara, en las es difícil rescatar un centro histórico de la presión urbana. (APC)

Día 9: Desayunamos con Robert un desayuno muy bien puesto en  su lindo comedor y salimos a pasear. Nuestra primer parada fue la Escuela de Arte y Diseño de Savannah (SCAD). La escuela en realidad esta dispersa por más de 70 edificios, siguiendo el modelo de rescatar edificaciones históricas. El lugar a donde fuimos fue el los setentas su primer centro de estudios, ahora convertido en el centro de admisiones y tienda.
En el desayuno que nos prepararon Robin y Richard


Después comimos en un lugar famoso por su cocina sureña estilo familiar en Mrs. Wilkens. Sólo abren de 11am a 2pm y tienen un menú fijo y muy variado. Después de hora y media de fila nos sentamos con gente desconocida (ya para esos momentos amigos de fila) alrededor de unos veinte platillos sureños: barbacoa de puerco, roast beef, ochra, pollo frito, distintos tipos de arroz y puré, guisos de res, en fin... salimos rodando.
Haciendo cola para comer en Mrs. Wilkens


Luego de caminar bajo un sol y humedad impresionante (y eso que apenas es junio) decidimos tomar un trolley que nos enseñó lo más sobresaliente de la ciudad en cuestión de edificios, historia y claro no podía faltar, los varios lugares donde filmaron esta y aquella película entre ellas Forest Gump y Medianoche en el Jardín del Bien y el Mal. Nos bajamos de Trolley para conocer algunos edificios y tomarnos unas “Adult lemonades”.


Esta señora durante años saludó a todos y cada uno de los barcos que entraban al río Savannah a cargar algodón















En conclusión, si tuviéramos que vivir en algún lugar de Estados Unidos, Savannah estaría en  nuestras primeras opciones.  (APC)


Nuestra siguiente parada es un tanto incierta pero eventualmente llegaremos a Nashville y Memphis.